Cómo los científicos rastrean a esta especie en peligro para ayudar a protegerla
A lo largo del río Amazonas transita un cetáceo que enfrenta amenazas tales como la degradación de su hábitat, el riesgo de pesca y la infraestructura acuática.
Uno de los animales más emblemáticos de la Amazonía del Perú es el delfín rosado (Inia geoffrensis) también conocido como bufeo o delfín de río. Sin embargo, la actividad humana y —recientemente— el cambio climático han llevado a estos cetáceos a una situación de peligro, según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Ante este problema, surge la necesidad de tomar medidas para su conservación. No obstante, uno de los principales obstáculos para dicho objetivo es la falta de conocimiento sobre su comportamiento dentro de su hábitat, en el río Amazonas.
Es por ello que un equipo de científicos utilizó el monitoreo satelital, de modo que pudo rastrear el movimiento de los bufeos. Infobae Perú conversó con la bióloga marina Elizabeth Campbell, quien es autora principal del estudio e investigadora de la Universidad Científica del Sur, sobre cómo se llevó a cabo esta investigación y qué lograron descubrir con la misma.
Dos zonas distintas
Campbell explica que el estudio se realizó en la Reserva Pacaya Samiria y en Nucuray, cerca de Yurimaguas; ambos sitios ubicados en el departamento de Loreto. El motivo de esta elección se debió a que los investigadores querían contrastar los movimientos de los bufeos en distintas zonas.
“Yurimaguas es una zona más amenazada porque no es un área reservada. Nos pareció interesante ver si es que un delfín en una reserva se mueve parecido a un delfín que está en una zona totalmente expuesta”, indica.
El plan constaba en colocar un transmisor satelital a cada delfín con el objetivo de monitorearlos. Pero primero tenían que captarlos, lo cual no resultaba nada fácil debido a la profundidad del río Amazonas.
“Decidimos que sea en agosto porque era una época donde estaba comenzando la lluvia, entonces el río aún estaba más o menos bajo, por lo que podíamos atrapar a los delfines”, señala.
Con la ayuda de grupos de pescadores, los científicos consiguieron atrapar ocho delfines, cuatro en cada zona. Luego, a cada uno de estos se le incorporó su respectivo transmisor. “En los próximos ocho meses estuvimos recibiendo los datos de manera satelital”, añade la bióloga marina.
El movimiento de los delfines rosados
El análisis de los datos satelitales mostró que los ocho delfines en ambas zonas tenían un rango de acción de aproximadamente 54 kilómetros cuadrados. Asimismo, su área núcleo, que es donde pasó el 95% de su tiempo, era de 17 kilómetros cuadrados.
“Encontramos que los delfines que están en la reserva un área de hogar y un área núcleo más pequeño que los que estaban cerca de Yurimaguas”, destacó Campbell. Estas variaciones, según el especialista, podrían deberse al acceso a recursos.
“La Reserva Pacaya Samiria es más limitada respecto a Yurimaguas. Por otro lado, la reserva tiene más recursos (peces para su alimentación), entonces los delfines no tienen que irse tan lejos para poder alimentarse y refugiarse”, explica.
Campbell, quien trabajó en esta investigación como parte de su tesis de doctorado de la Universidad de Exeter (Reino Unido), destaca que estos hallazgos son importantes para conocer qué tan expuestos están los delfines de río a las amenazas identificadas.
“Tomar medidas para su conservación es más problemático si el delfín se mueve más”, apunta.
La degradación del hábitat, el riesgo de pesca incidental y la infraestructura acuática son las principales amenazas para los delfines y otras especies marinas.
Asimismo, hallaron que alrededor del 90% del área de los delfines tenía competencia con pescadores o era utilizado para algún tipo de pesca.
La bióloga también destaca que la futura construcción de la hidrovía y la hidroeléctrica amazónica representan una amenaza, ya que serán arrastradas muchas zonas de los ríos que modificarán las características físicas que tiene el agua y generarán mucho ruido para los delfines.
“Tras la instalación, habrá mayor tráfico de botes, lo que traerá más ruido y la posibilidad de colisiones con los delfines que estarán a un promedio a 125 kilómetros del sitio de dragado más cercano y 252 kilómetros desde la presa propuesta más cercana. Si bien no parece muy próximo, para los delfines el efecto se siente. Todos los peces que podrían cambiar su distribución. Esto creará una modificación importante en su hábitat”, agrega.
Para la realización de este proyecto, el equipo de Campbell fue financiado por la organización WWF Perú y contó con la participación de científicos de la Iniciativa de Delfines de Río de Sudamérica (SARDI).
Además de estas amenazas, los investigadores también advierten del cambio climático: solo en septiembre de 2023, más de 150 delfines rosados murieron en la Amazonía brasileña, debido potencialmente al aumento de la temperatura del agua y sequías.
La conservación del delfín rosado
La investigadora espera que las herramientas de monitoreo satelital, los transmisores de ADN ambiental y los drones puedan ayudar a generar más información, idealmente mediante una red de vigilancia nacional.
Ahora, Campbell participa en un proyecto entre la Universidad Científica del Sur y la organización Pro Delphinus que busca combatir la captura incidental de delfines de río.
Con ese objetivo, se está probando dispositivos que se instalarán en las redes de los pescadores para que funcionen como disuasivos mediante una alarma que ahuyenta a los bufeos.
Finalmente, la experta señala que estos esfuerzos deben ser apoyados por una legislación que proteja a los delfines del río ante los proyectos de infraestructura que puedan afectar su hábitat.